Iglesia Ntra. Sra. de la Asunción

Es muy probable que en el S. XIII ya se contase con una Iglesia humilde. Hacia el último tercio del S. XV se comienza a levantar un nuevo templo, ampliado posteriormente entre los años 1764-1770 por órden del prelado de la Diócesis de 1747.

De la primitiva construcción únicamente se conserva el campanario, situado a los pies y realizado en piedra de sillería. La parte superior se decora con las típicas bolas o granadas de época de los Reyes Católicos.Se trata de una construcción de planta de cruz latina, cabecera única, tres naves separadas por pilares cruciformes, dos puertas en los lados Norte y Sur, una sacristía lateral y la citada torre. La cabecera es rectangular y se cubre con bóveda de cañón. En el centro del crucero se localiza una cúpula adornada con yeserías barrocas y flanqueándola, unas bóvedas de arista. A los pies encontramos un alto coro y a su lado izquierdo la antigua habitación bautismal. En el año 2001 se procedió a la limpieza general del edificio. Las obras a destacar dentro de la iglesia son las siguientes: 1.      Púlpito (S. XVI): Realizado en forja, de planta y remate circular. Se apoya en un pie para ser elevado. Restaurado en el año 2000 y usado desde entonces como ambón. 2.      Retablo de Blas Hernández (S. XVI): Actualmente desaparecido. Se debe tener en cuenta que el s. XVI fue una época muy prolífera en la realización de retablos. Blas Hernández fue un entallador abulense de la primera mitad del s. XVI, siglo del Renacimiento, que pertenece a la denominada “Generación de Transición” del estilo escultórico local a un estilo más berruguetesco (dado que la influencia de Berruguete era de gran peso en la época). Entre sus obras podemos destacar además el retablo pétreo del monasterio Segoviano de El Parral, realizado con Juan Rodríguez, o el retablo de la parroquia de Cardeñosa, Ávila, del 1532- 1535, en el que colabora con el prestigioso escultor renacentista Pedro de Salamanca. Su actividad estuvo vinculada a la ejecución de ensamblajes con tallas decorativas de tipos rechonchos y caras redondas. El retablo de Santa María del Berrocal se llevó a cabo en torno al 1550. En él participa el pintor Francisco Álvarez, por lo que fue una obra de “talla y pintura”. Estaba pensado para presidir el Altar Mayor. En el s. XVII fue sustituido por el actual, de estilo barroco. Del anterior únicamente se conservan cinco cuadros, un Cristo Crucificado y una columna con la figura de un atlante.  ü    Cristo en la  Cruz: actualmente se encuentra en el altar rococó del s. XVII situado en el crucero, en el lado de la Epístola (que más adelante trataremos). La imagen muestra un Cristo ya muerto, lo que indica la herida del costado, cubierto con un paño de pureza ceñido. De rostro agonizante y marcada anatomía, muestra aún el sosiego y tranquilidad del Renacimiento, aunque poco a poco se tiende al realismo barroco como muestran las heridas.  3.     Pilas de agua Bendita (S. XVI): Actualmente a ambos lados de los pies del templo, bajo la tribuna.  4.     Talla de Nuestra Señora del Rosario (1635): Escultura barroca que preside el altar del crucero del lado del Evangelio. Fue realizada por el escultor salmantino Cristóbal de Honorato El Viejo, quien también llevó a cabo obras en Zamora, Tórtoles, incluso en la propia catedral de Salamanca, ya que cuando murió era el director de las obras de decoración de la fachada de los pies de dicho templo. El escultor intenta seguir el modelo de las Inmaculadas del ya famoso Gregorio Fernández, en concreto la Inmaculada de la Cofradía de la Vera Cruz de Salamanca. Así podemos observar que el esquema de nuestra virgen es trapezoidal, con cabellos largos que le caen a ambos lados de los hombros con dos mechones ondulados, pliegues quebradizos en la túnica y el manto. Lleva corona imperial y nimbo. Se eleva sobre una peana gallonada y una nube con tres querubines (propio del barroco) y la luna creciente, colocada hacia arriba. En la mano izquierda sostiene al Niño Jesús. Ya en el año 1587 se contaba con una cofradía dedicada a la Virgen del Rosario, que se restauró de nuevo en el 1737, para lo cual se debió pedir permiso al prior del convento dominico de Piedrahíta por ser el más cercano (la figura de la Virgen del Rosario fue originada por dicha orden). Hoy en día esta cofradía ha desaparecido.  5.    Retablo del Altar Mayor (1706- 1708): Obra del ensamblador Manuel González Delgado, vecino de Bonilla de la Sierra. Es un retablo típico de la época, es decir, de estilo churrigueresco. Consta de tres calles separadas por columnas salomónicas, tan prolíferas de entonces. La calle central se adelanta en planta. En ella se recoge el Sagrario. La decoración, de motivos vegetales, es exuberante y lo llena todo en un gran “horror vacui”, lo cual es típico de principios del s. XVIII. El retablo se corona con la imagen de la patrona y titular de la parroquia: Nuestra Señora de la Asunción, que abre los brazos con gesto declamatorio. Se caracteriza por su movimiento y esbeltez. Formó parte de una de las ediciones de Las Edades del Hombre. Dicho retablo sustituyó al anteriormente citado de Blas Hernández. No se adapta a las dimensiones del Altar Mayor, pues con la reforma en el s. XVIII no se creyó oportuno cambiar de retablo. Fue restaurado en el año 1990.  6.    Retablos gemelos del crucero (S. XVII):De estilo rococó. Constan de tres calles. Las laterales aparecen retranqueadas, formando una curva cóncava. Se elevan sobre un banco y se rematan con un ático semicircular. La decoración es de rocallas de gran volumen. Destaca el arco trilobulado de la calle central, que recoge a la Virgen del Rosario, flanqueada por San Ramón Nonato y San José, y al Cristo Crucificado, al que se advocaba la cofradía de la Vera Cruz, junto con Santa Teresa y una Virgen.   7.      Retablos gemelos de los muros Norte y Sur (S. XVII): Reducidos a una hornacina de medio punto que recoge la imagen de la Virgen del Carmen en el lado Sur y a San Antonio Abad en el lado Norte. Cuentan con gran profusión de decoración a base de motivos vegetales. Estos retablos fueron restaurados en el año 2001.  8.     Otras obras: También podemos encontrar dos confesionarios de finales del s. XVII, la pila bautismal, bajo la tribuna (antes se localizaba en una habitación lateral del la citada tribuna), la imagen del Niño Jesús, que apoya su pie en una calvera y porta una bola, por lo que se le conoce como “El Niño de la Bola”, una cruz procesional de plata del s. XIX, con punzón de un platero salmantino, sobre macolla tardogótica… Cabe destacar el Vis Crucis, del año 1966, restaurado en el 2003. Es destacable citar que la Parroquia de Santa María del Berrocal contaba con otras dos cofradías, además de las ya indicadas del Rosario y la Vera Cruz: la del Santísimo y la de las Ánimas, también desaparecidas.

Autora: Ester del Río

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